Pajas Mentales

sábado, mayo 03, 2008


Comprame que estoy de saldo


Vivimos inmersos en una sociedad de consumo... eso es una verdad innegable... cada cinco minutos nos surgen nuevas necesidades que seis minutos antes ni siquiera intuíamos. Nos bombardean con miriadas de productos que están asociados a un determinado estereotipo que como es obvio debemos emular para tener éxito en la vida. Las chicas... Barbies semianoréxicas con pechos perfectamente operados y cuerpos realzados habilmente con el bisturí, ellos ... animales de gimnasio y posturita, bellamente barnizados con una capa de estilismo de cartel. Todos ellos con un toque un poco decadente... con un estar de vuelta de todo.. con un sé que puedo conseguirte y lo voy a hacer. Y es que en eso ha derivado también el consumismo... ya no se utilizan sólo los objetos, sino que en el mercadeo han entrado también las personas, y a una escala global. No voy a pecar de ingenua, este tipo de comportamientos existen desde que el hombre es hombre... lo único que ahora está circunstancia es en lo único que se fundamenta gran parte de nuestra vida. Desde que entramos en la adolescencia.... o aún antes, empezamos a formar parte del gran mercado de la carne, porque aquí también se va al peso y a la medida. Se descartan los ejemplares menos atractivos y el resto entra a formar parte de la rueda circular donde día tras día se producen miles de intercambios. Es un mercado primitivo, basado en el trueque... tus fluidos por los mios... y en el que siempre se está sediento de nueva mercancía. Las transacciones son sencillas... incluso bastan (o sobran) un par de miradas y una leve indicación de cabeza (por lo general con dirección a los lavabos). Y después de quince minutos, a volver a empezar... necesitamos más... más ... más... nunca es suficiente.
Lo único bueno es que en juego de la oferta y la demanda si existe paridad, al menos de un tiempo a esta parte... por mucho que las denominaciones peyorativas para el género femenino participante sean bastante más ofensivas que para el género masculino.
No me voy a meter en juicios morales ni en el análisis de proliferaciones de enfermedades venéreas... pues soy la menos indicada para hacerlo , pero sí quería señalar una cosa que me ha llamado la atención en el estudio de este mercado. En la mayoría de los casos, para el consumidor prima la cantidad frente a la calidad. Es perentorio realizar el mayor número posible de intercambios. Una vez que pruebas uno tienes que pasar rapidamente al siguiente, e ir acumulando nombres (?) o números en una agenda que ha de estar repleta sólo por el hecho de que es lo que exige la sociedad para tener éxito. El mayor número de transacciones parece implicar mejor calidad del producto, el macho Alpha, la mujer Diez... cuando en realidad es completamente al contrario. Simple análisis de la curva de la oferta y la demanda.. cuanto más escasa es la oferta y más elevada es la demanda mayor valor tiene el producto en sí. El problema es que nos devaluamos a nosotros mismos, nos vulgarizamos, nos prostituimos gratuitamente siguiendo unos parámetros absolutamente erróneos y no apreciando que lo realmente valioso es raro de encontrar, de ver y de apreciar... pero para eso se han creado los bienes de lujo y, en esto, como para todo, siempre han existido sibaritas.