Pajas Mentales

domingo, julio 10, 2011

Y un día la bestia despertó ... y mató a la bella
Nadie nos enseña a ser conscientes de nuestra propia inconsciencia. Nadie nos advierte de que no es todo blanco o negro y que ambos conceptos se confunden con facilidad. Nadie nos previene de que la vida es un camino de múltiples opciones en el que o bien se lucha o bien se siguen los instintos. Nadie nos indica que por querer diferenciarnos muchas veces no hacemos sino integrarnos más aún en la masa. Y nadie nos lo dice, porque estas son las cosas que se aprenden con el paso del tiempo y con la experiencia. Una experiencia que nos obliga a irnos liberando de las trabas que la educación, los prejuicios y la estulticia popular que nos rodea y, muchas veces, nos asfixia. Con el paso del tiempo, he visto como se han ido cayendo mitos a mi alrededor y como los principios eran pisoteados por los mismos que los enarbolaban como bandera y que los utilizaban como arriete inquisidor contra el resto. Pero al mismo tiempo, me he vuelto más tolerante (o más pasota, no sé) y he aprendido a que sólo uno mismo es dueño de sus propias decisiones y que nadie puede imponer a nadie ninguna regla moral y eso solo me ha costado tres décadas...




La noción del "pecado" ha sido inventada al mismo tiempo que el instrumento de tortura que la completa, el "libre arbitrio", para extraviar los instintos, para hacer de la desconfianza para con los instintos una segunda naturaleza. En la noción del "desinterés” de la renuncia a sí mismo, encontramos el verdadero emblema de la decadencia. Nietzsche. Ecce homo.