Pajas Mentales

lunes, mayo 05, 2008


La verdadera historia del Príncipe Azul
Metro 8 de la mañana. Tres chicas de pie, dos de ellas hablando en ese tono confidencial que utilizan las niñatas de 15 años, o sea, a grito pelado. Una le contaba a la otra sus cuitas amorosas y la otra la miraba con ojos de comprensión infinita, asentía con la cabeza a cada instante y animaba a su amiga con expresiones tan profundas como: "Si tía, es que todos los tíos son unos cabrones", "Él no te merecía, lo que te hizo es de ser muy hijo de puta". La otra infeliz, en un momento de la conversación, dijo: "Si es que no sé como pudo hacerme eso, yo le quería, tía, yo le quería". Fue en ese momento cuando la tercera chica que estaba de espaldas a las otras dos, se giro, y sentenció: "El amor es una gilipollez. Tú ahora lo que necesitas es un maromazo que te ponga a vivir." Y por unos instantes, se hizo el silencio y reinó la sensatez. Cuando salí del metro aún esa frase resonaba en mi cabeza. Me resultaba increíble, y si he de ser sincera, un poco frustante que una niñata quasi-prepuber poseyera una de las certezas que a mi me ha costado casi el doble de años averiguar. Y encima lo dijo con toda la naturalidad del mundo, como si fuera algo tan obvio que resultaba hasta estúpido comentarlo.
Cuanta razón encerraba aquella frase tan macarra: "El amor es una gilipollez." Pues sí señorita, es un tipo de alienación en la que todos caemos, más que nada porque se supone que debemos de creer y caer en ello. Desde pequeños nos lavan el cerebro con estúpidas historias de princesas encantadas y principes encantadores, de cuentos de hadas, donde se habla de un amor puro, de unos sentimientos elevadísimos, de una pureza inmaculada de corazón, de la monogamia como única opción posible y deseable. Desde luego hay un gran número de tontas (en los tios es menos normal este tipo de ensoñaciones, no porque sean más inteligentes ni muchísimo menos, es simplemente que la testosterona actúa como bloqueador de las veleidades románticas) que se lo creen a pies juntillas. Son aquellas que después, probablemente influidas por unas madres frustadas, y por un ambiente culturalmente pobre, continúan cebando su alienación con los culebrones de turno y revistas de una profundidad notable, tales como Superpop o Vale (digasé LA Superpop y LA vale) ya de más mayorcitas LA (sic) Cosmo. Lo malo es que en esta segunda fase, ya no se trata de ese sentimiento puro e inmaculado, sino que empieza a imbricarse con elemento sexo... y ahí ya es donde llega el acabose. Entre las unas obsesionadas con "encontrar el punto G" (que parece el Santo Grial), las otras con las teorías sobre como "volver a tu chico loco en la cama" y aquellas que se erigen como asesores estéticos sobre "cómo vestirse para ir de caza" (léase, como parecer la más puta de toda la discoteca) unidas a una serie de consejos absolutamente absurdos de lo que debes o no debes hacer con un chico para que se "enamore" de tí (porque se tiene que enamorar) , pueden llegar a causar lesiones irreversibles en un pequeño cerebro ya de por sí bastante desquiciado.
El resultado: devastador. Niñas que se esfuerzan en parecer absolutamente estúpidas y que en su mayoría derivan a la anorexia, porque se supone que a los chicos les gustan así; niñas que piden a sus padres que les regalen una operación de aumento de pecho por la puesta de largo (que por lo general suele ser a los 16, época en la que todavia no estás ni a la mitad de tu desarrollo), niñas que se gastan un dinero que no tienen en comprarse un monton de trapos y de pinturas de guerra para intentar atraer a ese principe azul, ese hombre perfecto (guapo, rico y encantador- tomesé este término en la mayor amplitud posible, para que así abarquemos a todos los subestratos mi casificación de las féminas, desde un niño tunning con el coche más "customizao", hasta el ejecutivo de éxito con un deportivo alemán o italiano último modelo y con una casa en Puerta del Hierro, un chalet en Saint-Tropez y un ático en la Fifth Avenue con piscina).
Lo que esos relatos, revistas, y absurdas series de la televisión no cuentan es lo que es la realidad. La realidad es que los hombres se guían por los instintos más primarios y por mucho que te prometan e incluso te juren que no podrían mirar a otra que no fueras tú, que eres la mujer de su vida, que te quieren.. son sólo palabras y en cuanto te des la vuelta van a estar intentando estar con otra... ¿por qué? Porque son así, y eso no es ni bueno ni malo, es y ya está. Se llevan milenios intentando reprimir esos comportamientos, los códigos morales, las represivas normas eclesiásticas, (curiosamente no normas jurídicas, o al menos no en la gravedad con las que se condenaba los mismos comportamientos en las mujeres) y lo único que hemos conseguido es retroceder a la Edad de Piedra (si no me creeis, probad a ir un día sin estar borrachos a una discoteca a las 4 de la mañana, sé que es duro pero si os lo tomáis en plan estudio sociológico se hace más llevadero, y decidme lo que veis. O mejor aún, pasead a la hora del recreo cerca de un instituto público conflictivo, no porque los privados no existan comportamientos igual de denigrantes es que la gente tiende a sr más sutil). Siempre existirán los machos Alpha, aquellos que lideran la manada, aquellos que son envidiados por los demás porque pueden "follarse" a la que quieran. Ojo, digo "follarse" no enamorarse. Sin embargo, el coro de "groupies" que lo persigue está compuesto por aquellas niñas monísimas que sueñan con que se enamore de ellas (lo que se denomina en el argot "cazarle"). Y así después pasa lo que pasa... como la chica del metro. Desilusiones, llantinas, hacer y decir estupideces, humillaciones..., como diría J., un telar.
Pero , thanks God (sic), luego hay personas como mi amiga de la frase lapidaria que han evolucionado y que se han sabido encontrar el "quid" de la cuestión, que no es otro, que él de que la mujer y el hombre en sus instintos no son tan diferentes y que en sus comportamientos no tienen porque serlo. No queremos igualdad, pues empecemos a practicar las reglas básicas del juego: mismas armas, misma mentalidad. Los tiempos de la sumisión han pasado, con lo cual por favor, chicas del mundo, tirad esas revistas de mierda a la basura, dejad de hacer absurdos por agradar a unos anormales que sólo ven en vosotras un agujero y pasad a pensar como mi clarividente amiga del metro. Porque en el fondo, (y no tanto), todas lo que queremos es ese "maromazo que nos ponga a vivir". El amor es una entelequia y el Príncipe Azul por lo general termina convirtiéndose en rana.

domingo, mayo 04, 2008




El SEXO es mi Pastor, con ÉL nada me falta



Ayer buceando en la red, descubrí el blog de un jodido bastardo que escribe condenadamente bien. Al principio me pareció una basura más de las que pululan en Internet, pero según iba leyendo, he de reconocer que me enganchó y me leí los post de un tirón. Me llamo la atención especialmente por lo difícil que es ser bueno escribiendo en un tema tan manido como el sexo. Me recordó un poco al estilo de Bukowski en su (al menos para mí) masterpiece Women. Esa manera de tratar a las mujeres desde la perspectiva de objetos follables, de memas que lo único que buscan son tíos con la polla gorda y dinero en el bolsillo, de putas gratuitas a cambio de un poco de falso amor. Me gusta cuando la gente es irreverente y tan políticamente incorrecta... es una de las ventajas de la libertad de expresión y una muestra de que en el único lugar donde realmente esto existe es en la red de redes. Y lo que realmente llamo la atención es que el sujeto en sí no se oculta para nada.... antes bien es bastante prolijo a la hora de subir al blog fotos de su persona.
Dejando al margen el blog de Rafael Fernández Ruiz (http://blogs.putalocura.com/ezcritor), tema sobre el que ya volveré más adelante, es sorprendente la cantidad de blogs con contenido pornográfico que hay (si bien es cierto que la mayoría son basura sin ninguna calidad creativa o literaria), la cantidad de páginas web con contenido erótico, lo salidos que estamos vaya. Y es que yo creo que el SEXO es la única RELIGIÓN del siglo XXI. Todo lo demás ha muerto, los valores "tradicionales", las relaciones típicas, las instituciones clásicas. No es que hayamos descubierto la pólvora, es que ahora lo que se hacía en privado y poquito, ahora ha de ser público y notorio. Antes follar era un pecado, ahora no hacerlo es de ser un "freak". Los tiempos cambian, lo que antes era inmoral, paso a ser amoral, y ahora es poco menos que una obligación para poder estar integrado en la panda de borregos que compone la sociedad.
El sexo ahora es el "opio del pueblo", la anestesia a una vida sin sentido y llena de frustaciones.. . nos refugiamos en los segundos de gloria y de poder absoluto que te da... nos obsesionamos con él, somos fanáticos que tienen como día sagrado el sábado por la noche. Es lo ÚNICO, el tema por excelencia ... ¿seremos de verdad tan concupiscentes o simplemente se trata de una moda?

sábado, mayo 03, 2008


Comprame que estoy de saldo


Vivimos inmersos en una sociedad de consumo... eso es una verdad innegable... cada cinco minutos nos surgen nuevas necesidades que seis minutos antes ni siquiera intuíamos. Nos bombardean con miriadas de productos que están asociados a un determinado estereotipo que como es obvio debemos emular para tener éxito en la vida. Las chicas... Barbies semianoréxicas con pechos perfectamente operados y cuerpos realzados habilmente con el bisturí, ellos ... animales de gimnasio y posturita, bellamente barnizados con una capa de estilismo de cartel. Todos ellos con un toque un poco decadente... con un estar de vuelta de todo.. con un sé que puedo conseguirte y lo voy a hacer. Y es que en eso ha derivado también el consumismo... ya no se utilizan sólo los objetos, sino que en el mercadeo han entrado también las personas, y a una escala global. No voy a pecar de ingenua, este tipo de comportamientos existen desde que el hombre es hombre... lo único que ahora está circunstancia es en lo único que se fundamenta gran parte de nuestra vida. Desde que entramos en la adolescencia.... o aún antes, empezamos a formar parte del gran mercado de la carne, porque aquí también se va al peso y a la medida. Se descartan los ejemplares menos atractivos y el resto entra a formar parte de la rueda circular donde día tras día se producen miles de intercambios. Es un mercado primitivo, basado en el trueque... tus fluidos por los mios... y en el que siempre se está sediento de nueva mercancía. Las transacciones son sencillas... incluso bastan (o sobran) un par de miradas y una leve indicación de cabeza (por lo general con dirección a los lavabos). Y después de quince minutos, a volver a empezar... necesitamos más... más ... más... nunca es suficiente.
Lo único bueno es que en juego de la oferta y la demanda si existe paridad, al menos de un tiempo a esta parte... por mucho que las denominaciones peyorativas para el género femenino participante sean bastante más ofensivas que para el género masculino.
No me voy a meter en juicios morales ni en el análisis de proliferaciones de enfermedades venéreas... pues soy la menos indicada para hacerlo , pero sí quería señalar una cosa que me ha llamado la atención en el estudio de este mercado. En la mayoría de los casos, para el consumidor prima la cantidad frente a la calidad. Es perentorio realizar el mayor número posible de intercambios. Una vez que pruebas uno tienes que pasar rapidamente al siguiente, e ir acumulando nombres (?) o números en una agenda que ha de estar repleta sólo por el hecho de que es lo que exige la sociedad para tener éxito. El mayor número de transacciones parece implicar mejor calidad del producto, el macho Alpha, la mujer Diez... cuando en realidad es completamente al contrario. Simple análisis de la curva de la oferta y la demanda.. cuanto más escasa es la oferta y más elevada es la demanda mayor valor tiene el producto en sí. El problema es que nos devaluamos a nosotros mismos, nos vulgarizamos, nos prostituimos gratuitamente siguiendo unos parámetros absolutamente erróneos y no apreciando que lo realmente valioso es raro de encontrar, de ver y de apreciar... pero para eso se han creado los bienes de lujo y, en esto, como para todo, siempre han existido sibaritas.