Pajas Mentales

sábado, febrero 03, 2007

Qué bonito es el amor sobre todo en primavera....

Yo soy idiota del genero abundio. Si es que ya me lo decia mi madre: "Hija, eres tonta de nacimiento". Si es que como las madres, nadie para calar a los hijos, oiga.

El hombre, ese animal, al que como el pastel de chocolate no debería ni oler de lejos, ni intuir, me perturba el equilibrio sobremanera.Y encima, luego lo unico que me hace es renegar de mi debilidad. Sí, son mis dos grandes enemigos, el chocolate y el sexo. Y es jodido combatir la tentación. Por no hablar de lo que cuesta "drenar" los excesos.

Otra vez estoy en el punto de partida. Y esta vez me habia dado cuenta desde el minuto dos (en el uno estaba muy ocupada con la lengua en su boca) y es que a mi lo del raciocinio cuando estoy necesitada de amor y de cariño, como que no se me da muy bien. Sin embargo, una vez satisfechos los instintos primarios, una se plantea la situación desde otras perspectivas y empieza a marear la perdiz.

El problema no es de corazón, no. Nada más lejos de la realidad. El problema es del tiovivo que tengo en la cabeza que no para de dar vueltas y de hacer que termine aburriéndome del sujeto en sí a los pocos días de conocerlo. El período de aguante va en función de lo atractivo que me parezca (y con atractivo no sólo me refiero al físico) y de lo que aguante en la cama. Ni más ni menos.

No hay cosa que más odio que encajar en un estereotipo, pero cuando me leo me doy cuenta que me falta poco para ser una de las amigas de Carrie en "Sexo en Nueva York". Madre mía y ¡y yo que me creía especial!. Y, a la postre, soy ... ¡tan vulgar como Samantha!.

Me parece que me voy a terminar convirtiendo en lo que siempre he odiado, una mujer Cosmo, más pendiente de los zapatos que de lo que tiene en la cabeza. De hecho, yo, ni Imelda Marcos, oiga...




He vuelto... y esta vez es para quedarme




Hola de nuevo. Ha pasado mucho desde mi última entrada. Tanto que cualquiera podría pensar que he muerto. Un poco si, para que engañarnos. Muero un poco cada día, me voy pudriendo por dentro. Como todos. Ni siquiera en eso soy especial. Y mira que lo intento.


Pero no nos pongamos tétricos, que ni es el momento ni el lugar.


Sólo pretendo volver a retomar una rutina que no debería haber abandonado nunca. Pero ¡qué le vamos a hacer! Me pierden los rabos. Si es que los hombres son mi debilidad y hacerme la víctima la mayor de mis virtudes.


No debería contar esto pero bueno, a lo mejor ilumino más de una cabeza. Me encanta el rollo "torturadora", pero en el plano estrictamente psicológico. Empezar con un tío, enamorarlo y volverlo loco con mis excentricidades, con mi mentalidad cansina y mis depresiones y esa maldición que me persigue, que es la completa insatisfacción de la existencia que llevo y de la realidad que me rodea.


Es increíble lo realmente desquiciada que puedo llegar a estar o a parecer estar. Y lo bueno es que lo mitigo con unas dosis de cariño que hacen más confuso todo.


Pero como todo lo bueno, y lo malo, estas "cositas" se acaban y, tarde o temprano, se debe volver a las buenas costumbres. Es mejor esto que no estar robando por ahí (jeje).


Aviso para navegantes, soy pelirroja, peligrosa y he vuelto para quedarme...